El Barrio de la Latina es de los más viejos y castizos de la capital, ocupa gran parte del Madrid de los Austrias. Aunque sus límites son difusos, podría decirse, que al norte limita con la calle Segovia, al sur, con la Puerta de Toledo, al este, con la calle Toledo, el Rastro y el barrio de Lavapiés, y al oeste con la calle Bailén.
El nombre del barrio hace homenaje a doña Beatriz Galindo, humanista y preceptora de la familia de los Reyes Católicos, llamada la latina por ser maestra de latín de la reina y sus hijas. A ella se debe la fundación del antiguo hospital (1499) que ocupaba el solar donde hoy se encuentra el teatro de la latina
Las calles de la Latina, de origen medieval, tienen en su mayoría trazados, irregulares, estrechos y sinuosos que van a parar a plazas. Muchas de estas vías estaban situadas fuera de las murallas que delimitaban la ciudadela, es decir, eran los arrabales del antiguo Madrid medieval y servían de hospedaje para muchos comerciantes que venían de fuera a vender sus mercancías. Esta tradición comercial ha dado nombre a muchas de sus calles y sus plazas, como plaza de la Cebada, de la Paja, de los Carros o al mismo Rastro, el mercado más famoso de la ciudad.
En las calles de la Latina han tenido presencia muchos de los hechos sucedidos en Madrid a lo largo de su historia.
La Latina conserva su aspecto tradicional y puede alardear de ser una de las zonas de copas y tapas con más solera de Madrid.
Nuestro paseo por la Latina comienza en la Plaza de la Paja, a la que ya me referí en el artículo dedicado al Madrid de los Austrias.
Partimos de la Plaza de la Villa y continuamos por la calle Cordón hasta Costanilla de San Pedro. Antes de seguir por la calle Príncipe de Anglona, que nos lleva a la Plaza de la Paja, hacemos una parada en la calle del Nuncio, donde se encuentra la iglesia de San Pedro y su Torre Mudéjar.
La calle del Nuncio debe su nombre a la Nunciatura edificada en el siglo XVIII, que fue lugar de residencia de los embajadores del Vaticano.
La iglesia de San Pedro el Viejo, ubicada en esta calle, es una de las mas antiguas de la capital, ocupa el lugar de la antigua Mezquita de la Morería.
La primitiva iglesia fue edificada por Alfonso XI en recuerdo de la toma de Algeciras, de esta época es la torre mudéjar. Además de los dos escudos de la torre y la portada renacentista de 1525, la iglesia conserva en su interior una cabecera nervada de estilo gótico.
La talla de Jesús el Pobre, que se expone en el templo, fue esculpida por Juan de Astorga, en Sevilla a finales del siglo XVIII. En 1812 se trasladó a su actual ubicación, como regalo de la duquesa de Medinaceli, que la conservaba en el palacio de la Casa de Pilatos.
La plaza de la Paja estuvo rodeada en el pasado de ricos palacios entre los que destacaban, la casa palaciega de los Lasso, lugar de residencia de los reyes Católicos cuando venían a Madrid, y el palacio de los marqueses de la Romana. Hoy sólo se conserva el palacio de los Vargas, utilizado como centro educativo, anexo a la Capilla del Obispo, un tesoro del Madrid de los Austrias, como ya os conté.
No puedo negar que este lugar es uno de mis preferidos de Madrid, aquí se respira paz y tranquilidad. En sus numerosas terrazas es un placer tomar un café, comer o tapear, a mí me encanta desayunar en el «Musa», frente al colegio de los niños de San Ildefonso.
En un espacio casi secreto de la plaza se esconde el Jardín del Príncipe de Anglona, una de las escasas muestras de jardines nobiliarios del siglo XVIII que se conservan en la capital, su entrada es libre. No encontréis un sitio más agradable para leer un libro.
Antes de llegar a la plaza de los Carros, recorremos unos metros de la calle de los Mancebos (frente a la Capilla del Obispo), para contemplar los restos de la antigua muralla cristiana del siglo XIII.
Si continuamos paseando por la calle de los Mancebos llegamos a la calle Bailén, desde donde accedemos al parque de las Vistillas, desde donde se contemplan unas preciosas vistas.
LAS VISTILLAS es el parque del barrio de la Latina. Elevado sobre un cerro, nos regala unas maravillosas vistas del rio Manzanares, el Viaducto, la Casa de Campo, la Basílica de San Francisco el Grande, la Almudena y la Dadiela de San Francisco.
La plaza de Gabriel Miró es el espacio que más identifica al parque, donde se instalan algunas de las atracciones de la Fiesta de la Paloma. En esta plaza se organizan actuaciones musicales, concursos de baile y se montan chiringuitos donde comer los típicos bocatas de chorizo.
El bullicio de las celebraciones verbeneras en agosto, se torna paz y sosiego el resto del año en este bello espacio.
Retomamos el paseo en la Plaza de los Carros, la zona central del barrio de la Latina. Este espacio abierto sirve como punto de referencia para visitar los lugares de interés de los alrededores.
El nombre de esta plaza se debe a que aquí paraban los carruajes, que llegaban a la ciudad por la Puerta de Moros, para descargar sus mercancías y también partían diligencias para otros lugares del país. En ella se encuentra una de las fachadas de la iglesia de San Andrés.
De la plaza de los Carros pasamos a la Plaza de San Andrés, donde se ubica el Museo de San Isidro y la entrada principal de la parroquia de San Andrés.
En sus agradables terrazas podéis disfrutar de este bonito y castizo entorno.
El Museo de San Isidro, también conocido como “ Los orígenes de Madrid”, repasa la historia de Madrid, analizando la vida de los primeros habitantes de la villa hasta que se estableció la Corte.
El museo ocupa el antiguo Palacio de los condes de Paredes, donde se dice que llegó a vivir San Isidro. El edificio, totalmente reconstruido, aún presenta partes de su estructura original. Además de su patio renacentista (siglo XVI) y su capilla del siglo XVII, su colección es uno de los mayores patrimonios arqueológicos de la capital.
La entrada es gratuita.
Junto a la plaza de San Andrés se encuentra la plaza del Humilladero, desde la que parten las calles: Cava Baja y Cava Alta. La mayoría de los locales de estas calles están dedicadas, desde siempre, al comer y al beber. Por ejemplo, la Posada de la Villa data de 1462, y en el local donde ahora se encuentra Casa Lucio, estuvo la Posada de San Pedro.
Los fines de semana, la Cava Baja y la Cava Alta están atiborradas de gente, tanto tomando el aperitivo como comiendo o cenando.
La Plaza de la Cebada continua a la del Humilladero y entre las dos está la Puerta de Moros, que en la antigüedad formaba parte de la muralla cristiana y daba salida, por el camino de Toledo, a la comunidad del barrio de la Morería, principalmente formada por judíos y musulmanes.
La Plaza de la Cebada adopta el nombre del mercado ubicado en este lugar antaño, donde los labradores venían de los campos cercanos a vender el grano. En esta plaza se separaba la cebada destinada a los caballos del rey de la de los regimientos de caballería. El 19 de junio de 1622 se la acondicionó como jardín público, con motivo de las celebraciones de San Isidro. Durante el siglo XVIII, se celebraron en este lugar las denominadas ferias de Madrid, y en el siglo XIX, se realizaron aquí las ejecuciones públicas. En esta plaza fue ejecutado el general liberal Riego en 1824 y el bandolero Luis Candelas en 1837.
Hoy día, esta curiosa plaza de forma irregular, donde se encuentra el Teatro de la Latina y el Mercado de la Cebada, es punto de encuentro de la gente del barrio y de muchos turistas, que hasta aquí se acercan.
A 4 minutos de la plaza de la Cebada está la plaza del Cascorro, donde se celebra el famoso Rastro
Desde la plaza de la Cebada por la calle Maldonadas, llegamos a la Plaza del Cascorro, que está presidida por el monumento a los héroes de Cascorro, una pequeña población cubana cercana Puerto Príncipe. Eloy Gonzales, modelo de la escultura que preside el mercado, fue el ejemplo elegido para representar a esos valientes anónimos de la Guerra de Cuba (finales del XIX).
EL RASTRO, el mercado al aire libre más famoso de Madrid, con más de 4oo años de historia, se celebra los domingos y festivos y se extiende por la plaza del Cascorro y otras vías aledañas.
La Real Basílica de San Francisco el Grande, a trescientos metros de la plaza de la Cebada y perfectamente visible desde ésta, es el templo más impresionante y bello de Madrid. Se encuentra en la plaza de San Francisco y es visita imprescindible, no sólo si paseáis por el barrio de la Latina, también si venís a la capital.
Forma parte del convento franciscano de Jesús y María, fundado a principios del siglo XIII sobre una desaparecida ermita dedicada a Santa María.
Cuando Felipe II convirtió Madrid en capital del reino en 1561, el convento fue ganando en riqueza e importancia y llegó a recibir la custodia de Santos Lugares conquistados por los cruzados, mediante una Junta Protectora de la Obra Pía de Jerusalén, y el Comisariado General de Indias.
En 176o los franciscanos derribaron la primitiva edificación para construir sobre su solar un templo más grande, que encargaron al arquitecto Ventura Rodríguez, cuyo proyecto fue desestimado a favor de un diseño del fraile Francisco Cabezas, que concibió una amplia rotonda para el espacio interior, cubierta por una grandiosa cúpula. Las obras fueron concluidas en 177o por Antonio Pló.
En 1776 la comunidad de frailes solicitó a Carlos III que Sabatini se incorporara al proyecto, siendo él quien concluyera la fachada principal y las dos torres que la coronan.
En 1836, en el contexto de la desamortización de Mendizábal, los franciscanos fueron expulsados y el edificio quedo en manos del Estado español.
La cúpula de San Francisco el Grande es la tercera de mayor diámetro de la cristiandad, por detrás de la del Panteón de Agripa y la de San Pedro del Vaticano.
El templo alberga un museo con obras principalmente del Barroco español e italiano, destacando grandes pintores como Zurbarán, Carducho, Artemisa Gentileschi, Alonso Cano, Luca Giordano o Goya.
El precio de la entrada es de 3 euros, sumamente barato para semejante despliegue de arte.
Se puede visitar de martes a sábado:
De 1o.3o a 12.3o y de 17.oo a 19.oo. La visita es explicada por un guía y podéis incorporaros a al grupo o descubrirla por vuestra cuenta.
Otro de los monumentos que identifican al barrio de la Latina es la Puerta de Toledo, que se erigió para conmemorar la llegada a Madrid de Fernando VII tras la Guerra de Independencia. Fue inaugurado en 1827 y declarada Bien de Interés Cultural en 1996.
Espero que este pequeño recorrido por la Latina os haya gustado.
GASTRONOMÍA
Donde comer:
NAIA BISTRO, Plaza de la Paja. Comida riquísima.
VIVA BURGUER, Plaza de la Paja, la mejor hamburguesa vegana.
MALACATÍN, Calle de la Ruda, 5. El mejor cocido madrileño
LA CAMARILLA, Cava Baja, 10. taberna típica madrileña
EL ESTRAGÓN, Plaza de la Paja. Comida vegetariana.
CASA LUCIO, Cava Baja,35.